El parque de Ferrera, el pulmón del centro de la ciudad, es un espacio natural amplio, bello y tranquilo que cientos de personas, de todas las generaciones, aprecian y disfrutan diaramente.
Durante siglos fue propiedad de los sucesivos marqueses de Ferrera, formando parte de la finca del palacio del mismo nombre. El Ayuntamiento de Avilés lo adquirió para uso público, siendo inaugurado por el Rey Juan Carlos I en mayo de 1976.
Está dividido en dos partes claramente diferenciadas: el parque de «estilo inglés» y el «Jardín Francés». El primero combina espacios abiertos de pradería, estanque acuático y zonas boscosas con ejemplares centenarios de tejos, cedros, pinos, robles, abedules, castaños, etc. El segundo posee todos los elementos que definen un jardín palaciego: arbolado, pérgolas, fuentes y trazados singulares de boj configurando los parterres.

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